11 de Julio 2025
En los últimos años, ha crecido el interés por los suplementos naturales y nutracéuticos para el manejo del estrés, la ansiedad o el miedo en animales de compañía. Muchos de estos productos se presentan como soluciones “naturales”, sin efectos adversos, y con beneficios para toda la familia.
“Este suplemento lo puedes tomar tú y también tu perro.”
“Calma el estrés de forma natural, sin fármacos.”
“Lo tomamos todos en casa para relajarnos.”
Este tipo de recomendaciones suenan muy tentadoras, especialmente cuando vivimos momentos difíciles. A veces sentimos que nuestra compañer@ y nosotros estamos “igual de estresados” y surge la idea de que un solo suplemento podría ayudarnos a ambos.
Pero, ¿realmente funcionan igual en humanos y en animales? ¿Son seguros? ¿Pueden reemplazar a un tratamiento médico o etológico?
¿Qué son los suplementos naturales y los adaptógenos?
Los suplementos naturales incluyen extractos de plantas, hongos o nutrientes que se usan para promover la salud física o emocional. Dentro de ellos están los llamados adaptógenos, que tienen la capacidad teórica de ayudar al organismo a adaptarse al estrés.
Entre los más populares se encuentran:
Ashwagandha (Withania somnifera)
Rhodiola rosea
Ginseng
Valeriana
Pasiflora
Melatonina (en algunos casos considerada nutracéutico)
Estos productos suelen comercializarse como soluciones para reducir la ansiedad o el estrés, mejorar el sueño, aumentar la energía y regular el sistema inmune.
Aunque algunos suplementos tienen estudios en humanos, la evidencia en perros y gatos es mucho más limitada.
Por ejemplo, la ashwagandha es muy conocida como adaptógeno en medicina humana. Se le atribuyen efectos ansiolíticos, antiestrés y antioxidantes.
Sin embargo, en perros no existen estudios clínicos sólidos que validen su eficacia en el tratamiento de trastornos de comportamiento ni se ha establecido su seguridad a largo plazo ni se han definido dosis adecuadas efectivas.
Además, puede interactuar con otros fármacos o generar efectos adversos como somnolencia, molestias digestivas o incluso daño hepático en casos aislados.
Esto mismo ocurre con muchos otros suplementos, por lo que al considerar que estos funcionan en humanos no siempre debemos extrapolar que será igual de seguro o efectivo en animales no humanos.
¿Qué tan natural es lo “natural”?
Es importante recordar que natural no siempre significa inofensivo o adecuado. Incluso las plantas o extractos más conocidos pueden generar efectos no deseados o interacciones farmacológicas.
¿Tienen algún rol en la etología clínica?
Sí, pero con ciertos matices, ya que algunos suplementos pueden ser útiles como apoyo complementario dentro de un plan terapéutico integral, especialmente en casos leves o como coadyuvantes de un tratamiento principal. Su uso debe estar siempre supervisado por un profesional veterinario especializado en comportamiento y con formación actualizada en farmacología.
Por ejemplo, la melatonina puede ser útil como apoyo en algunos trastornos relacionados con el sueño o en casos puntuales de ansiedad por separación, siempre bajo supervisión profesional.
Actualmente también se están investigando los llamados probióticos psicobióticos, que podrían tener efectos sobre la salud emocional al modular la microbiota intestinal, abriendo un campo interesante pero aún en desarrollo.
La ashwagandha podría llegar a tener un rol complementario en ciertos casos, pero nunca debe considerarse como tratamiento principal, ya que la evidencia en animales es escasa y su uso no está estandarizado.
La valeriana y la pasiflora, por su parte, han sido utilizadas tradicionalmente por sus propiedades sedantes y ansiolíticas suaves en humanos. Si bien se han incluido en algunos productos veterinarios, su eficacia en perros y gatos es variable y no está completamente respaldada por estudios clínicos sólidos.
En todos estos casos, es fundamental considerar que incluso los productos naturales pueden generar efectos adversos, interacciones con fármacos o ser ineficaces si no se ajustan al diagnóstico del paciente. Por ello, su uso debe ser cuidadosamente evaluado y nunca reemplazar un abordaje clínico adecuado.
¿Por qué algunas personas sienten que funciona?
En muchos casos, los tutores que usan estos productos reportan sentir mejoras en ellos mismos y eso también cambia la relación con sus animales.
Esto se conoce como “efecto placebo por proxy”, el tutor, al sentirse mejor o más esperanzado, también percibe mejoría en su animal, aunque no haya un cambio biológico directo en el paciente.
Además, el propio bienestar del tutor puede impactar el estado emocional del animal, sin que el suplemento sea el factor principal del cambio.
Si tu animal presenta ansiedad, miedo o problemas de comportamiento desproporcionados y constantes que no pierden intensidad en el tiempo, consulta con un etólogo clínico (veterinario con formación en comportamiento). Solo después de la revisión del caso, el profesional podrá ver la posibilidad de complementar con algún suplemento, solo si es necesario.
El bienestar emocional es complejo y necesita un enfoque personalizado. Los nutracéuticos y suplementos naturales pueden tener un rol complementario en ciertos casos, pero no reemplazan un diagnóstico adecuado ni un tratamiento integral y muchas veces pueden estar hasta contraindicados.
Lo que siempre debe primar no es si es un producto “natural” o “farmacológico”, sino si es seguro, eficaz y adecuado para el caso específico de tu compañer@.
Referencias:
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